Después de esto, los moabitas, los amonitas y algunos de los meunitas le declararon la guerra a Josafat, y alguien fue a informarle: “Del otro lado del Mar Muerto y de Edom viene contra ti una gran multitud. Ahora están en Jazezón Tamar, es decir, en Engadi”. Atemorizado, Josafat decidió consultar al Señor y proclamó un ayuno en todo Judá. Los habitantes de todas las ciudades de Judá llegaron para pedir juntos la ayuda del Señor. 2 Crónicas 20:1-4
¿Estás enfrentando circunstancias imposibles esta semana? Puede que sientas que has estado en una guerra. ¿Está tu cónyuge enojado contigo? ¿Necesitas un milagro con tus finanzas? ¿Estás enfrentando una variedad de dificultades mientras oras por la restauración del matrimonio?
¿Qué debes hacer?
Te sugiero que busques al Señor, como lo hizo Josafat cuando enfrentó una crisis masiva en su vida. ¿Conoces su historia? es poderosa.
Moab iba a invadir Judá. Josafat reaccionó a su problema buscando a su Señor a través de la oración y el ayuno. Debido a que esta circunstancia afectó a todo su pueblo, se reunieron todos, incluso esposas e hijos, buscando al Señor, orando y ayunando, y confesando su impotencia. Josafat basó su oración y confianza en Dios en las verdades principales que había aprendido acerca de su Señor Dios. Josafat oró así:
“Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo, y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte! ¿No fuiste tú, Dios nuestro, quien a los ojos de tu pueblo Israel expulsó a los habitantes de esta tierra? ¿Y no fuiste tú quien les dio para siempre esta tierra a los descendientes de tu amigo Abraham? Ellos la habitaron y construyeron un santuario en tu honor, diciendo: ‘Cuando nos sobrevenga una calamidad, o un castigo por medio de la espada, o la peste o el hambre, si nos congregamos ante ti, en este templo donde habitas, y clamamos a ti en medio de nuestra aflicción, tú nos escucharás y nos salvarás’. Cuando Israel salió de Egipto, tú no le permitiste que invadiera a los amonitas, ni a los moabitas ni a los del monte de Seír, sino que lo enviaste por otro camino para que no destruyera a esas naciones. ¡Mira cómo nos pagan ahora, viniendo a arrojarnos de la tierra que tú nos diste como herencia! Dios nuestro, ¿acaso no vas a dictar sentencia contra ellos? Nosotros no podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer! ¡En ti hemos puesto nuestra esperanza!”. 2 Crónicas 20:6-12
Josafat alabó al Señor por Su grandeza. Josafat recordó todo lo que Dios había hecho por ellos anteriormente y luego le dijo a Dios su problema: no tenían poder para luchar contra el enemigo. ¿No es así como te sientes hoy? Necesitas recordar las promesas y los principios de Dios y las victorias que has tenido en el pasado como hija de Dios.
Recuerda estos principios:
- Dios tiene poder sobre todas las personas y situaciones – ¿no eres tú el Dios del cielo, y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte!”. vs. 6
- Dios ha sido fiel a Su pueblo en el pasado y en el presente: “’Cuando nos sobrevenga una calamidad, o un castigo por medio de la espada, o la peste o el hambre, si nos congregamos ante ti, en este templo donde habitas, y clamamos a ti en medio de nuestra aflicción, tú nos escucharás y nos salvarás’”. vs. 9
- El pueblo de Dios está indefenso sin Él – “Nosotros no podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer! ¡En ti hemos puesto nuestra esperanza!”. vs. 12
- Las promesas de Dios son un fundamento seguro para la fe. Busca al Señor por Su respuesta – “…Así dice el Señor: ‘No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes, sino mía’”. vs. 15
- La presencia activa de Dios entre Su pueblo significa la liberación y la victoria del hombre – “’…no tendrán que intervenir en esta batalla. Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el Señor les dará. ¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden! Salgan mañana contra ellos, porque yo, el Señor, estaré con ustedes’”. vs. 17
- La fuerza y el poder de la fe se demuestran al alabar a Dios con canciones en el fragor de la batalla – Josafat y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén se postraron rostro en tierra y adoraron al Señor… “Habitantes de Judá y de Jerusalén, escúchenme: ¡Confíen en el Señor, y serán librados! ¡Confíen en sus profetas, y tendrán éxito!” …Josafat designó a los que irían al frente del ejército para cantar al Señor y alabar el esplendor de su santidad con el cántico: “Den gracias al Señor; su gran amor perdura para siempre”. vs. 18, 20b-21
- El Señor Dios vencerá al enemigo – Tan pronto como empezaron a entonar este cántico de alabanza, el Señor puso emboscadas contra los amonitas, los moabitas y los del monte de Seír que habían venido contra Judá, y los derrotó. vs. 22
- Entonces Dios bendijo a Josafat con abundante botín – Entonces Josafat y su gente fueron para apoderarse del botín, y entre los cadáveres encontraron muchas riquezas, vestidos y joyas preciosas. Cada uno se apoderó de todo lo que quiso, hasta más no poder. Era tanto el botín que tardaron tres días en recogerlo. vs. 25
¡Nuestro maravilloso Dios es fiel a Sus hijos! Te sugiero que leas en voz alta la oración de Josafat al Señor si enfrentas circunstancias imposibles. Tu Señor Dios puede vencer al enemigo.
Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. 2 Corintios 10:4
Hoy, ¿adorarás a tu poderoso Dios, cantándole y alabando? ¿Agradecerás al Señor de antemano porque Él está preparando emboscadas contra tus enemigos y peleando tus batallas que ni siquiera puedes ver? ¿Te mantendrás firme para ver lo que hará tu Señor Dios?
“Porque para Dios no hay nada imposible”. Lucas 1:37
Que Dios le bendiga,
Señor Jesús ayúdame a levantarme en mi caminar. Tú prometiste Señor que no perderías ningún alma que nuestro Padre te ha entregado, y yo clamo a Ti para que me rescates porque en estos días me siento descontrolada, sin deseos de orar, ni de hacer nada, con glotonería, con desánimo y como pérdida. Señor Jesús te suplico que perfecciones en mi la obra que comenzaste y que me ayudes a levantarme, ayúdame a volver a coger ánimo y a encarrilar mi vida, y a tomar este tiempo de soledad física para encontrarme Contigo, y fortalecer mi relación Contigo. Señor Jesús ayúdame a que el tiempo no se me vaya por estar paralizada, sin hacer literalmente nada productivo, especialmente sin orar. No entiendo bien que es lo que me pasa y cuál es el desubique. Pero lo que si se es que si me centro en Ti, si pongo mi mirada en Ti se que todo cobrará sentido; Señor ayúdame a entender que es lo que me pasa, porque me siento desubicada y ayúdame a tener dominio propio nuevamente, y a actuar conforme con Tu voluntad; no quiero estar en este desubique existencial. Señor Jesús ayúdame. Confío en Ti. 🙏🏻💖💖❤️💖💖🙏🏻