El mensaje de hoy es de Bob quien era un pródigo que regresó a su casa y se volvió a casar conmigo por 23 años adicionales, antes de que el Señor se lo llevara al Cielo. Bob escribió 19 libros desde la perspectiva de un pródigo por más de dos décadas después de nuestro divorcio y segundas nupcias. – Charlyne
Cada uno de nosotros, ambos, pródigo y stander, sabemos que es verdad que la otra persona tiene un gran control. Nosotros los pródigos podemos pasar comentarios de un cónyuge de convenio, pero una indirecta del otro hombre o de la otra mujer nos manda a corretear.
Cuando miramos la razón, recuerda que la otra persona no es tu enemigo. Satanás, el malo, es tu enemigo. Sin importar lo que haya pasado, o la secuencia de los eventos, esa otra persona es una víctima, así como tu cónyuge. Esa persona, al igual que tu cónyuge, han sido tomados cautivos por el enemigo, y han cedido a las tentaciones del mundo.
Nosotros los pródigos operamos como títeres. Nosotros podemos sentir que la otra persona está halando las cuerdas, pero cuando nuestros ojos se abren porque las personas están orando, nos damos cuenta de que Satanás está halando las cuerdas para hacer que ambos de nosotros, y la otra persona nos movamos.
En casa, yo puedo sentarme dentro mientras Charlyne corta la grama. Un sábado, mientras yo estaba cortando la grama en la casa de otra mujer, y acababa de lavarle su coche, yo tuve un pensamiento que ahora sé que vino de Dios. “Porqué estoy yo haciendo esto aquí cuando nunca lo hice en casa?” Yo no tenía una respuesta hasta que no nos volvimos a casar. Solo entonces yo me di cuenta del control bajo el cual había estado, no de la otra mujer, sino de Satanás.
Nosotros los pródigos comenzamos a desear impresionar a alguien. Como en los días en que te citabas, nosotros estamos entonados con cada deseo y cada petición de la otra persona. En la medida en que esa relación pecaminosa progresa, nos ponemos temerosos de perder no a nuestros cónyuges, sino a esa otra persona. Satanás está ahora en control de dos vidas.
Mientras nosotros estuvimos divorciados, Charlyne necesitaba una cirugía mayor. Aparte de nuestra familia de cinco, su único relativo vivo era un hermano. En la mañana de su cirugía, yo conduje a Charlyne al hospital y estuve ahí cuando el cirujano salió para darnos su reporte. El había recibido a uno de nuestros bebés, y sabía que nosotros estábamos divorciados. Obviamente, Charlyne también compartió la esperanza que Dios le había dado a ella para un matrimonio restaurado. El vino caminando a través de la sala de espera, vestido con un pijama de cirugía empapado de sudor y anunció en una voz que otros pudieron escuchar, “Nosotros tenemos a tu novia toda arreglada para ti.”
El doctor me explicó que Charlyne iba a estar fuera del trabajo por seis semanas. Ella no iba a poder conducir, y que no debía cargar nada. El explicó que ella no podría siquiera hacer la lavandería. El me dijo cuantos días ella se quedaría en el hospital, y definió su proceso de recuperación. Cualquier hombre que estuviera pensando correctamente hubiera dicho, “Ella está criando a nuestros hijos y me necesita, así que este es el tiempo para mudarme de regreso a casa. Mi entretenimiento tiene que terminar y yo necesito ponerme serio para ser un esposo y un papá.”
¿Qué hice yo? Yo llamé a la otra mujer y le repetí el reporte del doctor. Ella me dijo que ya que Charlyne, “había salido de esto.” Que ya yo no era necesario por más tiempo en el hospital, y que ella quería que yo me fuera. Yo no estaba “permitido” a visitar a mi esposa, ni pasar por nuestra casa para ayudarla después.
Porqué yo no dije, “¡Ahora, espera un minuto! Yo me casé con ella delante de Dios por 19 años, ella me dio nuestros tres niños, y ella me necesita a mi ahora. Tu has estado en el panorama en una manera pecaminosa por unos pocos meses, ¿tú estás dictando lo que yo puedo y no puedo hacer por mi familia ‘real’? Yo estoy fuera de aquí.” Y ¿Qué hice yo? Yo dócilmente acordé alejarme de mi esposa porque la otra mujer demandó que esta era la manera y continué en mi egoísta estilo de vida pecaminosa.
¿Qué hizo Dios? El llenó cada necesidad de Charlyne sin mí. Personas le trajeron comidas y la ayudaron con los niños. Su sanación fue milagrosa y los doctores le permitieron a ella regresar al trabajo en sólo tres semanas.
¿Te das cuenta? Tus oraciones y tu presencia son una amenaza para la otra persona. Si tu pródigo está hoy donde yo estaba, siguiendo aquel evento del hospital, tu deberías estar alabando a Dios. Esa otra persona sin saberlo está reconociendo que el Espíritu Santo está trabajando en tu vida, así como reconoce Su capacidad para trabajar en la vida de tu pródigo para sanar matrimonios.
¿Puedes tú orar para lo mejor de Dios para la otra persona? Tu puedes hacerlo, confiando de que Su mejor no es tu cónyuge. Muchas de estas personas tienen familias a las cuales ellos deberían estar regresando también.
¿Puedes tu perdonar a esa otra persona cada día por lo que está haciendo? Yo no te estoy preguntando que si tu dices que tu lo estas perdonando, sino si tu corazón herido honestamente aclaró sobre ello. Dios te va a probar en esto. Nosotros sabemos de muchos standers que han sido colocados en situaciones de reunirse con la otra persona.
¿Cómo son sanados los matrimonios? No orando para que la otra persona sea removida, porque el enemigo ya ha buscado un reemplazo esperando debajo de sus las alas. Sino orando para que la otra persona y tu cónyuge, sean tocados por el Espíritu Santo.
Si tu estás viviendo como el Señor desea, tu representas luz. Esa otra persona representa oscuridad. ¿Ves porqué eres una amenaza? Recuerda, es contra el enemigo con quien nosotros estamos en guerra. No es contra la otra persona. Esa persona, viviendo en pecado, es otra alma por la cual Jesús murió, así como El lo hizo perdonándote a ti tus pecados. Deseo que tú vivas cada día irradiando a Jesucristo, de tal manera que cuando vengan los días oscuros para la otra persona, ellos no van a buscar una relación con tu cónyuge, sino una relación con nuestro Señor Jesucristo quien puede perdonar sus pecados.
Esta condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, pero los que hacen lo correcto se acercan a la a luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere. Juan 3:19-21
Que Dios te bendiga,