Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito. Proverbios 20:3
Puede ser difícil controlar tu lengua cuando sientes que siempre estás a la defensiva. Puede que te sientas atacada verbalmente por tu cónyuge y entonces contraatacas con tus palabras.
Oímos de personas que nos escriben para decir que lo arruinaron todo porque perdieron los estribos y tuvieron una gran pelea. Si eso te sucediera, arrepiéntete y pide perdón inmediatamente por tu parte en la pelea. Pídele al Señor que borre todas las palabras que no deberías haber dicho.
Luego confía en el Señor, alabándole, agradeciendo que Él tiene el control de tu vida y aprende de tus errores. Permíteme compartir una escritura que puedes personalizar y orar como una oración para ti o para tus seres queridos:
Escúchenme, que diré cosas importantes; mis labios hablarán lo correcto. Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira. Las palabras de mi boca son todas justas; no hay en ellas maldad ni doblez. Proverbios 8:6-8
Si peleas o altercados con palabras es un problema en tu familia, pídele al Espíritu Santo que te cambie primero a ti y luego comienza a orar por tu cónyuge o cualquier otro miembro de la familia quienes necesitan aprender a controlar las palabras que usan que hieren y humillan a otros seres queridos.
Señor, moldéame y conviérteme en una persona que tiene el control de sus propias palabras y acciones. Que no juzgue a los demás, y que aprenda a hablar y reaccionar como mi Señor lo haría. Gracias Señor por cambiar mi corazón y el de mi cónyuge, nuestra vida y por resucitar nuestro matrimonio. Amén.
Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno prende a su vez fuego a todo el curso de la vida. El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal. Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada? Santiago 3:5-11
Al enemigo le encanta causar discordia. Puede ser una simple conversación que se torna agria al discutir sobre finanzas, responsabilidades, compromisos, los hijos u otras circunstancias que estés enfrentando. Aprende a distinguir los trucos y artimañas del enemigo y aprende a controlar tu lengua o como siempre digo, “cierra tus labios.” Pídele al Espíritu Santo que te de autocontrol. Pídele al Espíritu Santo que sea tu Abogado y Defensor cuando hables con alguien que esté molesto o enojado. Pídele al Señor que te dé sabiduría para responder.
La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego. Proverbios 15:1
El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua. Proverbios 15:18
Ora para que toda tu familia aprenda a controlar su forma de hablar y sus reacciones. Ora para que nuestros pródigos, quienes a menudo están huyendo del Señor, controlen su lengua.
Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Salmo 51:2
Jesucristo es la solución para controlar nuestra lengua. Él puede ayudarnos a tener la respuesta perfecta incluso en la situación más difícil.
El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias. Proverbios 21:23
Que Dios le bendiga,