Simón Pedro les dijo: Me voy a pescar. Ellos le dijeron: Nosotros también vamos contigo. Fueron y entraron en la barca, y aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amanecía, Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Entonces Jesús les dijo: Hijos, ¿acaso tenéis algún pescado? Le respondieron: No. Y Él les dijo: Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca. Entonces la echaron, y no podían sacarla por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba, dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Oyendo, pues, Simón Pedro que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se la había quitado para poder trabajar), y se echó al mar. Pero los otros discípulos vinieron en la barca, porque no estaban lejos de tierra, sino a unos cien metros, arrastrando la red llena de peces. Entonces, cuando bajaron a tierra, vieron brasas ya puestas y un pescado colocado sobre ellas, y pan. Juan 21:2-9
Jesús ha resucitado. Se ha aparecido por tercera vez a sus discípulos junto al mar de Tiberiades. Simón Pedro les dijo a varios discípulos que iba a pescar, no que estaba renunciando a su compromiso con Cristo, sino que la pesca era necesaria para estos hombres ya que todavía tenían que dar de comer a sus familias. Desafortunadamente, no pescaron nada después de pescar toda la noche.
¿Se imagina lo derrotados que se sintieron los discípulos después de no pescar ningún pez? Jesús les dijo que tiraran la red al lado derecho de la barca. Estos eran pescadores experimentados, y un extraño les dijo audazmente, que arrojaran su red en el lado derecho de la barca, diciendo: “Encontrarán algo”. ¿Recuerda que así fue como Jesús llamo a Simón Pedro, Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, como sus discípulos tres años antes? Lucas 5:1-11
Jesús les dijo: Traed algunos de los peces que habéis pescado ahora. Simón Pedro subió a la barca, y sacó la red a tierra, llena de peces grandes, ciento cincuenta y tres; y aunque había tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: Venid y desayunad. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. Jesús vino, tomó el pan y se lo dio; y lo mismo hizo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos, después de haber resucitado de entre los muertos. Juan 21:10-14
Deténgase ahora y pídale al Espíritu Santo que abra sus ojos espirituales y suavice su corazón para recibir Su mensaje para usted hoy.
Los discípulos obedecieron a su Señor. Mire como el Señor los bendijo por su obediencia. Pídale al Espíritu Santo todos los días que este con usted, guiándole, dirigiendo cada uno de sus pasos y mostrándole el camino a seguir. Busque al Señor por Su sabiduría, conocimiento, entendimiento y discernimiento. ¿Reconoce usted la suave voz del Señor cuando le habla?
¡Hoy examine su corazón y decida si está dispuesta a amar y obedecer a su Señor a pesar de las circunstancias actuales de su matrimonio!
Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Juan 21:15-17
¿Cree usted que fue coincidencia que Jesús le preguntara a Pedro tres veces, “De verdad me amas?” recuerde, Pedro había negado conocer a Jesús tres veces antes de que fuera crucificado, por lo que Jesús estaba cuestionando el compromiso y la devoción de Pedro.
Jesús le pregunto a Pedro: “¿De verdad me amas más que estos?” ¿Alguna vez has rechazado o negado a su Señor? Usted puede estar pensando, “¡Yo nunca repudiaría a mi Señor¡: creo que usted y yo hemos repudiado a nuestro Señor más veces de las que queremos admitir.
Repudié al Señor cuando no acudí a El para pedirle Su voluntad para mi matrimonio. Fui a todos los demás pidiendo sus opiniones y consejos, y luego hice lo que dijeron en lugar de buscar la voluntad perfecta de mi Señor.
¿Está usted escuchando al Espíritu Santo hoy? Se está preguntando: “¿Cuánto me amas?” sé que su Señor Dios quiere que lo ame mas que a su cónyuge, sus hijos, nietos, carrera, dinero, posesiones y la restauración de su matrimonio.
Dios es un Dios celoso. El Señor quiere ser el primero en su vida. El quiere que crezca en el Señor, irradiando el poder del Espíritu Santo en su vida. El Señor quiere sanarle su corazón herido sangrante y quebrantado
“¿De verdad me amas?” ¿Tu amor esta condicionado a lo que quieres que el Señor haga por usted? ¿Cuál es su respuesta? Piénselo y pídale al Señor que le revele la verdad sobre su corazón.
¿Comenzara a “alimentar a otras ovejas” a su alrededor que necesitan escuchar el mensaje de amor, esperanza salvación liberación y restauración del matrimonio del Señor? el Señor le equipara cada día para lo que Él quiere que usted haga. ¿Permitirá que el Señor le use hoy a pesar de lo que esté pasando en su matrimonio o en la vida de su cónyuge?
Deje que el Espíritu Santo sane y restaure su vida hoy. No tiene que esperar a que su cónyuge vuelva a casa para comenzar. ¡Siga al Señor y sírvale ahora!
Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Juan 21:15
¡Dios le ama tanto que Él envió a Su hijo único para que muriera por usted! ¡Eres amada! ¡Ahora a compartir el maravilloso amor de Dios todos los días con los que le rodean!
Que Dios le bendiga,
