Esperar en Dios es probablemente la cosa más difícil que he tenido que hacer en mi vida. Sé que lucho con Dios sobre este tema. Algunos días son mejores que otros. Desearía poder decir que he aprendido a ser paciente. Soy mejor que hace unos años, pero algunos días me encuentro retorciéndome en los brazos amorosos de Dios. Fue en uno de esos días temprano en mi parada cuando Dios me dio, 2 Reyes 8. Eliseo le dijo a la mujer:
“Toma a tu familia y múdate a algún otro lugar, porque el Señor ha decretado que habrá hambre en Israel durante siete años.” 2 Reyes 8:1
La señora se llevó a su familia y dejó todo atrás. Después de los siete años, regresaron y la mujer fue a hablar con el rey acerca de recuperar su hogar y su propiedad.
Dios ya estaba resolviendo las cosas para ella. Así como El está resolviendo las cosas para nosotros. Dios está trabajando detrás de los escenarios; solo tenemos que confiar y seguir parados.
Cuando ella entró, el rey estaba conversando con Giezi, el sirviente del hombre de Dios, y acababa de decirle, “Cuéntame algunas de las grandes cosas que ha hecho Eliseo.” Cuando Giezi estaba relatándole al rey la ocasión en que Eliseo le había devuelto la vida a un niño, en ese preciso momento, la madre del niño entró para presentarle al rey la petición de su casa y de sus tierras. “¡Mire, mi señor el rey!” exclamó Giezi. “¡Ella es la mujer y este es su hijo, el que Eliseo volvió a la vida!” 2 Reyes 8:4-5
¿Captaste la parte donde decía, “en ese preciso momento?” ¡El tiempo de Dios! Y adivina qué… no solo recuperó su hogar y su propiedad, sino que obtuvo las ganancias de los cultivos que se plantaron en su tierra mientras estaba fuera.
Dios es tan bueno. El no solo restaurará lo que se perdió, sino que nos compensará por todos nuestros problemas. Lee 2 Reyes 8, estudia el carácter de Dios en Su Palabra y aférrate a Su fidelidad. Entiendo lo difícil que es esta caminata. Conozco el dolor del rechazo, la traición y los sueños destrozados. También sé que somos hijos de Dios profundamente amados y que El es un Padre amoroso y amable. Cuando te encuentres retorciéndote en los brazos de Dios, descansa en Sus promesas. Clama a El; no tengas miedo de ser real con nuestro Padre. El ya nos conoce; no somos una sorpresa para El. Somos profundamente amados. Los quiero mucho a todos y sepan que están en mis oraciones.
Patty en Nuevo México
Rejoice Marriage Ministries, Inc.